divendres, 15 d’agost del 2008

Día 8: Sarajevo - Mostar - Makarska

Hoy dejamos Sarajevo para dirigirnos a la costa de Dalmacia, en Croacia, pasando por Herzegovina. No sin antes tomarnos el último desayuno del buffet del Holiday Inn, que hoy está invadido por un autocar de españoles que se hacen notar.
Nada más salir de Sarajevo ya nos perdemos, creo que por el barrio de Illidza, en la periferia de Sarajevo, menos mal que un hombre nos reconduce mediante señas hacia la carretera correcta. Durante el camino pasamos por zonas serbias, musulmanas y finalmente croatas. Herzegovina es la región de mayoría croata dentro del país, y está pegando con Croacia.
Después de unos 100 kilómetros llenos de curvas llegamos a Mostar, visita turística obligada para hacerse una foto en el viejo puente (Stari Most en croata), construido en el siglo XVI y volado por los bosnio-croatas durante la guerra.





Según creo, se acabó de reconstruir en el 2004. El sitio, tanto el puente como la ciudad vieja, está plagado de turistas españoles.




No es extraño, es una zona muy bonita, aunque el resto de la ciudad es muy gris y aún se ven las cicatrices de la guerra.


Mientas visitamos el casco antiguo cae una tormenta, nos protegemos en la terraza de un bar; el café expreso es buenísmo y me tomo dos. Entre eso, unos souvenirs y un par de helados agotamos los últimos marcos convertibles que nos quedan. Ya podemos pasar la frontera e ir a Croacia.

Seguimos por la carretera; como prácticamente en todo el recorrido por territorio bosnio todo son curvas y no se puede pasar el límite de velocidad de 50 o 60 km/hora según la zona, al menos teóricamente. Como nosotros ya estamos escarmentados, aplicamos el código al pie de la letra, además a menudo se ven controles policiales.

Llegamos a la frontera con la República Hrvatska (digamos Croacia), esta vez la aduana la pasamos sin problemas. No sabíamos si ir dirección Dubrovnik o dirección Split, al final pensamos que nos puede ir mejor ir hacia el norte y que ya iremos un día al sur, a Dubrovnik. Decidimos quedarnos a unos 70 km de Split, en Makarska. Este pueblo resulta ser una especie de Lloret del turismo croata y bosnio, se ven pocos extranjeros, en su mayoría italianos. En el Lonely Planet hablan bien del hotel Makarska así que allá vamos.Tras dar la vuelta a todo el pueblo (que es grande) encontramos el maldito hotel. La chica que nos atiende es la hija de la familia que lo regenta, y la única que sabe decir cuatro palabras en inglés, es decir, habla el inglés como nosotros el croata. Decidimos quedarnos cuatro noches. Subimos a la habitación, nos cambiamos y vamos a la playa...y vaya mierda de playa, con perdón!. Está llena de gente, es muy estrecha y de piedras, y en vez de sombrillas hay pinos. Yo me meto en el agua y me destrozo los pies con las piedras. También hay algas y el agua parece revuelta. A la hora nos vamos. Una ducha en el hotel y a dar una vuelta a ver la gente.
Es curioso ver como las parejas casi siempre son hombres en bañador y camiseta con mujeres con tacones y vestidas para la cena en la Embajada, muy diferente a lo que estoy acostumbrado a ver en Barcelona.
Nos tomamos una coca cola y un Kick in the balls al lado del mar y poco después nos vamos al hotel, que el día ha sido duro.

1 comentari:

Anònim ha dit...

Bueno, mi memoria me sirve bien porque cuando leí “Makarska”, pensé “¿Por qué?” jeje

Y cuando hablas sobre la gente en las calles cuando estaba en La Rambla recuerdo que pensaba que Almodóvar no es mentiroso: fue un montón de hombres con las tetas y mujeres que me podían llevar con sus dientes. Si, fue gay parade pero con eso Barcelona me saludó.