dijous, 7 d’agost del 2008

Día 4: Ljubljana - Zagreb

Hoy hemos dormido muy bien en la habitación doble únicamente para nosotros. ¡Qué lujo!

Después de desayunar hemos recogido todo y hemos dejado el Hostel Celica atrás para ponernos rumbo a Zagreb. De camino, a sólo 35 km de Ljubljana, hemos parado en Sticna para ver el monasterio más antiguo de Eslovenia. Allí nos hemos dejado estafar 2 euros por un fraile de más de 80 años que primero nos ha preguntado si hablábamos inglés y seguidamente nos ha colocado un librillo en las manos de la historia del monasterio. Luego ha seguido preguntando si hablábamos francés, si hablábamos español, y cuando le hemos dicho que éramos españoles nos ha quitado el librillo en inglés y nos lo ha dado en español, ha cogido la calculadora y ha calculado cuantos euros nos tenía que cobrar. En cuanto le hemos dado los 2 euros prácticamente nos ha echado de su 'oficina' y nos ha dicho que fuéramos a visitar el monasterio nosotros solos. Cómo nos hemos reído de la situación.
El monasterio en sí no es nada del otro mundo.



Hemos continuado nuestro camino y en la frontera la policía eslovena nos ha parado y nos ha pedido toda la documentación porque no llevabamos la 'Vinjetta'. Entonces hemos atado cabos.

Resulta que en Eslovenia no todos los peajes son fantasmas, y así, cuando entras al país probablemente tienes que pasar por algún sitio que nosotros no vimos en el que tienes que pagar los 27 euros de impuesto de circulación por el pais. Es el problema de no entender absolutamente nada de lo que ves escrito. La frase del policía fue: Do you know what does 'pena' mean?, y seguidamente se guardó la documentación del coche y el pasaporte de Jose hasta que pagáramos la 'pena' de 150 euros. Así que pagamos y contínuamos con nuestro camino. ¡Qué rabia! y encima no nos dieron la 'vinjetta' para cuando volvamos a pasar por Eslovenia, por lo que nos planteamos coger ferry en la costa dálmata y llegar directamente a Italia.


Después de aproximadamente 2 horas de viaje llegamos a Zagreb. A partir de aquí no llevamos ningún alojamiento reservado así que nos decidimos por hacer caso a la guía 'Lonely Planet' que habla bien del Hotel Ilica y de su 'staff' (aunque hemos visto en muchos otros sitios que aunque hablan bien de la relación calidad/precio, al 'staff' lo dejan por los suelos). Nos ha costado mucho encontrarlo. Las calles son un caos, coches y tranvías comparten carriles y para alguien como nosotros que no acostumbramos a coger el coche por ciudad ha sido un auténtico estrés. El caso es que finalmente un chico de unos 20 años en bicicleta (la mar de majo), nos ha indicado como llegar. Una vez en el hotel hemos tenido suerte y nos han dicho que tenían una habitación libre pero que la tenían que preparar, así que hemos dejado el coche en el parking y nos hemos ido a recorrer la ciudad.



En la primera toma de contacto con Zagreb hemos visto gente muy rara, sobre todo jóvenes con apariencia de ultra derecha bastante desagradables. Cuando hemos entrado en la catedral se nos ha pegado un hombre bastante raro. Según nos ha explicado en una mezcla de español-italiano, había sido profesor de historia, comisario de policía, arbitro de baloncesto para niños, jesuíta, del Opus Dei, había vivido en España durante unos años y que odia a los serbios casi tanto como a los gays (no entiende que en España permitan las bodas gays y que esto pasa porque Zapatero es un blando). La catedral no está mal, tiene el cuerpo del obispo Stepanec, todo un héroe nacional. Nuestro nuevo amigo croata, Zlatko (Aurelio), nos ha enseñado la Iglesia de San Francisco, la de Santa Catalina, y la de San Marcos, justo al lado del Sabor (parlamento croata) y del Ayuntamiento. Nos ha enseñado una farmacia del siglo XIV fundada por el tataranietode Dante, y la casa donde se acuñó la primera Kuna, la moneda oficial de Croacia. También nos explicó el origen del nombre de la moneda (Kuna), que es el nombre de un animal, la marta, cuya piel utilizaban como unidad de cambio en la época medieval.



Zlatko es un hombre muy peculiar pero nos ha ayudado a conocer rápidamente los puntos clave de Zagreb y nos ha dado explicaciones muy curiosas sobre la historia de su ciudad.
Después de aproximadamente dos horas nos hemos despedido de él y nos hemos ido hacia el hotel a darnos una ducha y descansar un poco. Allí ya hemos tenido la primera prueba de la 'amabilidad' (léase con ironía) del personal del hotel, al decirnos de mala manera que no podemos cambiar el coche a la sombra.

Por la tarde hemos vuelto a salir y hemos vuelto a recorrer todos los puntos que Zlatko nos había enseñado para poder hacer fotos tranquilamente. Hemos cenado en una pizzería y paseado por el centro.



Por la tarde la impresión inicial que nos había dado Zagreb ya ha cambiado para mejor. Pero si la comparamos con Ljubljana nos quedamos con Ljubljana.

2 comentaris:

David ha dit...

Quina manera de pagar multes, a veure si pareu ja, o més ben dit, a veure si no us paren més.

No m'estranya que el Zlatko aquest odïi els serbis i els gays. Fa massa pocs anys de l´última guerra, i els odis allà tampoc necessiten de guerres recents per subsistir. Pel que fa als gays, vaig veure un reportatge a la tele que parlava de com (mal)vivien algunes associacions gays a Croàcia, i es veu que les passen putes. Els menyspreen, els rebutgen i fins i tot els apallissen. Deu ser una de les conseqüències de la cultura fortament masclista que hi ha a Croàcia.

Anònim ha dit...

Para ser honesto debo decir que mi experiencia con Zagreb as muy positiva (y soy serbio). Es verdad que en principio querría hablar ingles o español (por si acaso) pero no he hecho esa tontería. Todos sabían que soy serbio y todos querían ayudarme.

Pero si, la iglesia católica y su influencia en Croacia es horrorosa. Probablemente solo en Polonia la situación es peor. En Croacia no sabes si iglesia es más antiserbia o antigay (pero somos muy cerca uno a otro).